viernes, 13 de diciembre de 2013
Bajemos un cambio
domingo, 1 de diciembre de 2013
¡A vos, quierosaberlotodo!
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Ese extraño momento II
jueves, 31 de octubre de 2013
Belleza subestimada
Ahí me di cuenta de mi manía desde que era una nena de arrancar esas que están fuera del surco planeado, esas que, como en el caso de la roja, están solas en medio de tanto verde. Nadie las invitó, pero ahí están para recrearnos la vista, solamente porque son lindas y no tienen por qué ocultarlo. Te recuerdan lo generosa que es la naturaleza, hasta en medio de un bloque de cemento que limita el esplendor de un árbol. Ellas no necesitan mucho espacio para sobrevivir. A pesar de ser pequeñas, sus colores y el estar en manada las hace llamativas. No dependen del agua que les provea su dueño; son independientes.
Mientras la admiraba en mi camino, me preguntaba qué tienen las que venden en un vivero que no tengan las silvestres. La seguía mirando... Pétalos rojos y redondeados, centro amarillo vivo. ¡Ah, claro... el perfume! Ahí me acordé de unas que yo siempre arrancaba cerca del río Arrecifes, en la zona de los quinchos. Eran unas amarillas chiquitas, pero muy vistosas. No estoy segura de quién, pero me decía que las tirara, que eran feas. A mí me gustaban porque eran amarillas. Tras mi indiferencia, escuché un repentino "Les dicen culo de vieja". Seguía sin entender (tendría 4 ó 5 años). Fue entonces que me insistieron para que las huela...
lunes, 21 de octubre de 2013
Arriba
Llené mis pulmones con olor a nada, porque ese es el verdadero aroma del aire puro. Lástima que no pude traer provisiones extra. Tomé agua con gusto a nada, porque ese es el verdadero sabor del agua. Agua de manantial que nos dibujó sonrisas en cuestión de segundos, cual padre abraza por primera vez a su hijo recién nacido. O cual hombre, muerto de frío y tras muchas horas de incertidumbre, logró prender fuego con la técnica de antaño.
A veces, por saber que estamos en el siglo XXI y con tecnologías que nos superan, estamos reacios a novedades. Nada nos sorprende, todo nos resbala. ¿Una vaca que vuela? Mirá vos...
Hasta que te topás con un paisaje de la puta madre y decís "Soy como una semilla de diente de león volando sola, en medio de tantas alturas". Sí, pensé eso. ¡No se rían! Eso me retraía y a la vez me no me excluía.
Continuará...
lunes, 7 de octubre de 2013
Sr. Plomero
sábado, 5 de octubre de 2013
Poner un título es definir. Esto no merece título.
jueves, 3 de octubre de 2013
La vereda desnivelada
martes, 20 de agosto de 2013
Mañana, tal vez
jueves, 15 de agosto de 2013
Una página perdida de la auto-discrepante
No es esto un pensamiento volátil. Un largo viaje me dio el tiempo de plantear lo que creía era un sinsentido.
Sé como la persona que te gustaría conocer
No sé si me quisiera cruzar por la calle. Pero de algo estoy segura: no quisiera conocer a la que no soy y nunca seré.
martes, 13 de agosto de 2013
Estigmatizados
lunes, 12 de agosto de 2013
Barderitos somos todos
martes, 23 de julio de 2013
La firma
viernes, 12 de julio de 2013
Un espejo emocional
martes, 9 de julio de 2013
¡La sua è arte!
Soy una trucha. Saqué esta foto también de Google. |
miércoles, 3 de julio de 2013
Non-fiction Thriller!
lunes, 17 de junio de 2013
6 razones para mirar por la ventanilla cuando viajás
2. Si seguís con la mirada los cables en la banquina, te da sueño.
3. Si vas en colectivo, es más interesante que mirar para adelante o al desconocido que tenés al lado.
4. Si vas escuchando música, te sentís como en una película con la banda sonora incluida.
5. Aumentan tus posibilidades de que veas una estrella fugaz (yo vi 3 en esa circunstancia)
6. Te podés sorprender con el paisaje. Mirá lo que yo veo cada vez que paso por Victoria!
Y ni te cuento de las colinas que se ven cuando salgo de Libertador San Martín. Algún día Subiré alguna foto de eso, ahora no tengo ninguna a mano.
Si tenés alguna foto que hayas sacado en algún viaje y querés compartirla, va a ser bienvenida. ¡Ninguna tiene desperdicio!
sábado, 15 de junio de 2013
Vos ponete sentimental, dale.
sábado, 1 de junio de 2013
Reforma Judicial - For Dummies
Me sorprende la variedad de interpretaciones que se le puede dar a una misma doctrina, en este caso y como recién les mencioné, la democracia. Hay palabras que se separan en definición por un hilo tan imperceptible como el puñadito de sal que necesita la mezcla para hacer buñuelos (¡sí, lleva sal!).
Entonces, es menester saber qué hay detrás de los objetivos que se dicen públicamente y prever sus efectos secundarios -si no primarios- para no estar vociferando a los 4 vientos opiniones basadas en pobres fundamentos.
Para serles sincera, me había parecido una total tomada de pelo que justo a esa reforma judicial la llamaran "democratización de la justicia". Díganme, por favor. ¿Soy la única a la que ese nombre le hace un ruido parecido a un tenedor rozando una olla?
No podía convencerme de que el gobierno nos creyera tan ingenuos. Tenía que haber algún asunto más profundo que justificara ese adjetivo.
Afortunadamente, pude encontrar material proveniente de ambas posturas. Entiéndase "ambas" por las que tanto la oposición (que nuclea a una ensalada de posturas políticas y sociales) como el gobierno (que nuclea a otra ensalada de posturas no tanto políticas pero sí sociales) se encargaron de establecer. Es simple: o estás con el gobierno, o sos un vendepatria. Lamentable... (y me estoy yendo por las ramas).
A continuación, 2 videos que encontré en YouTube a través de una simple búsqueda en Google bajo el título "reforma judicial argentina". Ya me veía leyendo noticias viejas para llegar hasta el anuncio de la tan polémica norma que se quiere tomar. Sin embargo, encontré este material audiovisual que, de una forma simple y al punto, explica qué anda pasando por los recovecos judiciales, o no tanto...
domingo, 26 de mayo de 2013
Ese extraño momento
jueves, 23 de mayo de 2013
Morir como hormiga
Ya sé, la calidad de la foto deja mucho que desear. Pero me pareció que la escena lo meritaba. Por si no se entiende, es una hormiga cargando el cadáver de otra.
Cuando acerqué mi celular para sacarle la foto, se asustó, dejando caer el cuerpo de su compañero/a. Rápidamente lo volvió a levantar con sus patas delanteras (lo que se ve en la foto) y siguió su labor, como si fuera un deber en su consciencia.
Más allá de la parte científica que explica el temita ese del olor a muerte que despide la hormiga, no pude evitar pensar en la "fabulezca" (o fantasiosa, si se quiere). Quién te dice... por ahí es cuestión de respetar la dignidad de la hormiga, aún fallecida.
miércoles, 22 de mayo de 2013
Daddy Yankee, un poroto
martes, 21 de mayo de 2013
Lo inevitable
lunes, 20 de mayo de 2013
Lo matinal
No sé si a ustedes les pasa, pero por lo menos yo me acuerdo de lo que soñé a la noche durante el desayuno. Y hoy no fue la excepción.
Mientras miraba un punto fijo (creo que la cortina, porque me siento siempre en el mismo lugar) y tomaba el primer trago de café, tuve esa famosa racha de luz. Apenas pude terminar de armar la escena ordenadamente en mi mente, me sorprendí tanto que tengo que escribirlo.
Como ya he contado en otra oportunidad*, me siento mal cuando al despertar me doy cuenta de que cometí un pseudo asesinato. Sin embargo, hoy no puedo decir lo mismo. Paso a contarles brevemente la no-pesadilla (porque al final, no fue una pesadilla… ya saben).
Resulta que llego a lo que creo era mi casa y pregunto por la persona. Alguien me responde, con la voz un poco afectada por la sorpresa, que esa persona no. “¿No qué?”, insistí en saber. “Que no… que murió. No te quisimos decir”. Acto seguido, yo acomodo una silla y ¡fin del sueño!
No sentí remordimiento ni durante el sueño, ni al recordarlo. ¿Extraño, no? No es que le desee la muerte, ni tenga odio acumulado; tampoco tenía a esa persona en mente en las últimas horas. Y, no obstante, ese sentimiento en el sueño es muy parecido a lo que esta misma, desde hace un tiempo,me forzó a tener.
* http://rachasdeluz.tumblr.com/post/32808843376/conclusionesnocturnas
jueves, 16 de mayo de 2013
Ventana de por medio
Hoy escribo porque me siento mal. Y me siento mal porque creo que estoy usando a alguien. A ese alguien le pido perdón, ya que recién esta mañana me di cuenta de mi descarado gesto. Ver a dos personas hablando en el medio de la calle y no en la vereda fue un momento de lucidez extrema.
Le pido disculpas al Sol, bola de fuego que me irrita en verano cuando me agarra desprevenida y no tengo un árbol en vista. Me arrepiento de haber dicho con tanta soltura que los días de lluvia me hacen felices al empatizar con mis pensamientos; porque lo que indirectamente doy a entender es que entre nosotros no nos acompañamos.
Sin embargo, esta mañana vi a estas dos personas hablando muy tranquilas prácticamente entre el paso de los autos, porque la sombra les congelaba hasta las pestañas. Ahí lo entendí todo.
Me siento abusiva de la amabilidad desinteresada del Sol que, ventana de por medio, tiene que lidiar con el otoño porque sacó a relucir sus celos con una bocanada de frío que hasta duele.
Le pido perdón, entonces, a este ente que me acaricia religiosamente todos los días y yo me doy el lujo de ni siquiera percatarme.
martes, 14 de mayo de 2013
Nadie tira la primera piedra
Una mujer insiste en hundirse en un mar de intrincados pensamientos, causa de una duda que no la deja vivir en paz: “¿estaré volviéndome loca?”, le pregunta una y otra vez a cualquiera que se cruce, no queriendo convencerse de su incomprensión. Viéndose cara a cara con algo que siempre había visto desde niña como tan lejano, siente que no hay vuelta atrás; y de alguna manera se siente dueña de un sentimiento que pocos se animan disfrutar.
“A esta le falla”, dicen entre risas sarcásticas por ahí. Sin embargo, esta mujer es, a mi criterio, más coherente que todos ellos juntos.
Todo es loco, todos estamos locos. Le echamos la culpa a la vorágine de situaciones que sobrepasan nuestro entendimiento, al estrés que eso causa, al ruido que hacen los albañiles a las 7 de la mañana, al olor a quemado que sale de la casa del vecino al quemar basura… Hasta a nuestros padres, burros de carga que llevan consigo una pesada mochila de genes y características que, traspapelados entre archivos para el trámite del milagro de la vida, se atreven a invadir nuestro ser. ¡Cualquier cosa sirve para fundamentar nuestra locura! Como si eso pudiera librarnos de la calificación.
Si una persona perfuma el aire de amor, es pegajoso; si está feliz, sufre de euforia, por lo tanto tiene en la frente una gran etiqueta: LOCA.
El loco no le teme a la creatividad ni al absurdo
¿Será culpa de alguien? Si es de todos, entonces no es de nadie. Sabemos lo ridículo que esto suena. Por eso, tenemos esa facilidad de enfocar en una sola persona o momento de la vida el origen de nuestros patitos revoloteando por doquier.
Cuestionar la propia cordura es, ante todo, una señal de cordura. Quien crea que no está loco, no sólo tiene poca capacidad de autocrítica, también corre el riesgo de pertenecer a la gran –y equivocada- manada de los auto-suficientes.
Después de todo, ¿quién es apto de declarar como loco a otro?
Como bien decía Dalí, “La única diferencia entre un loco y yo es que el loco cree que no lo está, mientras yo sé que lo estoy.”
En otras palabras, a todos nos falta un golpe de horno y podemos tomar 2 posturas frente a esto: la risa o el trastorno.
martes, 23 de abril de 2013
¿Naturaleza, sos vos?
¿Qué es eso? ¿Alguien puede decirme qué es? ¿Serían tan amables de decirme que no soy la única persona en este cuarto que lo escucha? ¿Y esa luz? ¿No les encandila? ¿Y pueden seguir con su tarea cuando abunda este penetrante aroma? ¿Me pueden escuchar a mí, al menos? ¿Es que no se dan cuenta? ¿Cómo puede para mí ser algo tan obvio y a la vez llamativo, y para ustedes pasar desapercibido? ¿Les parece gracioso ignorar? ¿No saben que a pesar de darle la espalda a algo, ese “algo” no deja de estar ahí, latente? ¿Dieron las gracias por ignorar que ignoran? ¿Dieron las gracias por existir? ¿Sabrán, en un futuro, que ese mismo vacío que están haciendo los vaciará después?
Bueno, eso fue el resultado de una consigna que se nos dio anoche en el taller literario. La interrogación tenía que ser la columna vertebral del texto y, sí… yo me lo tomé demasiado en serio y escribí el título en forma de pregunta también. Porque tranquilamente podría no haberlo hecho, y aún así tener casi el mismo sentido. Es que me gustan las preguntas retóricas. Creo que no puedo decir nada en mi defensa. ¡Estaba en mi salsa! El título original era “¿Naturaleza, estás ahí?”, pero fue inevitable que me remitiera al libro de Paenza.
miércoles, 17 de abril de 2013
Consciencias carcomidas abstenerse
Decir que creo en el destino, es decir que estoy convencida de que absolutamente todo está ya escrito (o pautado, o pensado…). ¡No hay margen de error! Todo lo que hacemos, incluso las cagadas, están dentro del plan. ¿O no?
Por suerte, FilosoRaptor me entiende:
Un flaco que esté terminando su carrera de ingeniería en no sé qué, terminó destruido después de todos los finales y vivió situaciones vomitivas durante la defensa y espera del resultado su de tesis. Pero terminó la carrera porque tenía que ser así.
¡Teoría aplicable también a las desgracias! No quiero dar ningún ejemplo en este caso para no ofender a nadie.
A mi entender, esa es una postura cómoda. Y como de costumbre, lo cómodo me hace sentir incómoda. ¿O “incompleta” será una palabra más adecuada? No quiero que suene como una paradoja tonta. Mi sensación es que se ha hecho de la palabra “destino” toda una fuente de sucesos demasiado intrincados como para perder el tiempo encontrando su raíz. También están los casos en que la explicación no nos convence, no nos place, es un tanto insípida y poco hollywoodesca. Entonces ahí entra el destino. Otra vez.
Mierda. Quisiera tener un diccionario a mano. Siempre me gusta cuando se arman debates sobre el significado de una palabra y de repente uno abre el mataburros y dice “nujbefbrfhreuig”. Bueno, quiero decir que nos calla a todos con la idea más simple del mundo. Y con “simple” me refiero a que capta la esencia del término. Porque simple… lo que se dice “simple”, es la idea de que estamos en manos del destino. Pero ese no es simple-esencial. Es simple-cómodo. (*)
Perdón por ser tan milimétrica en algunas ideas. Es que mi estado de comodidad es cuando siento culpa y/o responsabilidad por algo. Sería como sentir que el so-called destino me toca el hombro con el dedo índice repetidas veces. Me estaría avisando que estoy a punto de provocar un hecho que más tarde se lo van a atribuir a él. “No hay problema, destino. Cuando quieras.”
(*) Acá encontré la definición de destino según WordReference.
1. m. Fuerza desconocida de la que se cree que actúa de forma inevitable sobre las personas y los acontecimientos.
2. Desarrollo de los acontecimientos que se considera irremediable y no se puede cambiar.
Un poco más aceptable en la sociedad. ¡Ni tan distinta a la mía! ¡Hmm!
lunes, 25 de marzo de 2013
Cosa de tontos
Durante la mayor parte de mi corta vida, viví con la idea de que ser sensible (en el sentido completo de la palabra) era algo malo.
En innumerables ocasiones, en crisis de autoestima, mi mamá solía decirme las cosas que toda madre le dice a sus hijos. Ya saben, lo de siempre. Pero de alguna manera, durante esas charlas, me sentía en un refugio, ya que ella parecía ser la única persona con la misma maldición y, por ende, la que me entendía (y no compadecía).
De ahí, que llegué a la pobre conclusión de que la sensibilidad era un gen maldito, dispuesto a torturarme de por vida. Las charlas con mi mamá se tornaron cuestionamientos, como si ella fuera cómplice del “azar” en los genes. ¡Un juego macabro!
Es que no entendía qué tiene de bueno sentir con esa intensidad las cosas buenas, al igual que las malas. Toda una montaña rusa de emociones. Y lo peor de todo: mi mamá estaba convencida de que eso no tiene nada de malo. Por el contrario, se puede sacar provecho de ello. Simplemente habría que saber usarlo.
Pero cuanto más escuchaba ese tipo de respuestas, más me compadecía de mí misma. Y, créanme, eso es lo más bajo en la moral de todo ser humano; además de estar en una postura cómoda, en mi humilde opinión. En ese pozo había caído yo.
Un simple comentario era suficiente para recordarme esa condición inútil.
Todo era una represión constante de mí hacia mí misma. Toqué fondo. Hasta que lo entendí todo…
La sensibilidad no es algo que se aprende, ni se consigue con entrenamiento (wow, sonó como el fragmento de un libro de psicología). De otro modo, ¿cómo se explicaría lo mucho que disfruto la luz del sol en otoño, los abrazos genuinos, el olor a jazmín en navidad o la música como banda sonora de mi vida? ¿Por qué siento rechazo hacia la gente que no respeta a los animales y al medio ambiente, a los que no tienen dignidad y se reprimen tanto como yo lo hacía conmigo misma? ¿Qué hay del paso abrupto de la euforia a una depresión galopante, y viceversa?
No tengo un recuerdo puntual del momento célebre en el que finalmente hice el famoso clic. Lo que sí puedo decir con seguridad es que nunca me sentí más yo que desde entonces.
El viernes pasado, en una clase, el profesor hablaba de la sociedad de la información, en la que un Bill Gates o Steve Jobs no terminaron la escuela y, sin embargo, triunfaron. Casi textualmente, decía: “Hay clases en que los alumnos saben la respuesta a alguna pregunta que hizo el profesor. Pero nadie va a levantar la mano, porque la sociedad te hace creer que saber está mal, que es de estúpidos. Yo diría que estamos en la sociedad de la estupidez.”
Y sí, como tantos otros, fui y seguramente seguiré siendo víctima de esta sociedad que nos hace creer que sentir está mal, que es de frágiles. Es eso mismo lo que nos hace vulnerables al antojo de otros que, sin siquiera conocernos, nos manipulan.
No voy a hacer lo que hicieron conmigo. No voy a reírme de los no-sensibles. Yo seré una sensiblona, pero, eso sí… ¡no saben lo que se pierden!