martes, 9 de julio de 2013

¡La sua è arte!

Hacía un segundo, se había puesto en verde el semáforo y nosotros estábamos casi adelante de todo. No tardó en reaccionar el típico pelotudo que ya tenía que andar tocando bocina. Porque, claro, ¡se había puesto en verde… hacía un segundo! No había tiempo que perder.
Siguiente esquina: presenciamos una importante puteada entre dos hombres, cada uno en su auto. Uno a la mitad de la esquina. El otro, pretendiendo pasar porque venia de la derecha y le correspondía a  el pasar. No pensaba dejar que pase el otro, cueste lo que cueste. Entonces el otro tuvo que acceder a su pedido entre –repito- las más variadas puteadas. ¿Taaaanto iba a querer hacer respetar las reglas de transito? Al unisono, mi papa y yo: “porteños”.
Mientras tanto, lo mismo de siempre. Aprovechando que no tenia que manejar, miraba por la ventanilla lo que siempre me fascina de esa ciudad y, en realidad de la mayoría.
Intrigada como nunca antes, me surgió una duda que mi papá supo contestar. “A eso lo hacían los frentistas italianos. Venían en busca de trabajo y se dedicaban a eso.”
Cuando llegué a casa busque en Google “frentistas italianos en argentina”, así, sin mayúscula. Pero fracasé en la búsqueda, ya que ni aparecían esas palabras juntas. Entonces probé con “inmigrantes italianos en argentina”. Eso era mas fácil, y más cuando se trataba de entrar a al maravilloso mundo de Wikipedia. Sin embargo, seguía sin respuestas.
Soy una trucha. Saqué esta foto también de Google.
Finalmente, encontré lo mas cercano a lo que esperaba leer, en la pagina http://www.mapaeducativo.edu.ar/pueblos_indigenas/images/14_cibotti.pdf  en la que se explayaban mucho en Francesco Tamburini, arquitecto italiano y diseñador de edificios monumentales como la Casa Rosada, el Teatro Colón, la Escuela Mariano Acosta, el Teatro Rivera Indarte y el Banco de Córdoba, la estancia de Juárez Celman, la sede del Gran Oriente y la casa de Bernardo de Irigoyen. Tambien se nombraba a colegas como Carlos Morra y Clorindo Testa, ambos italianos.
Muy a la pasada, y casi con la sensación de que lo escribieron sin mucha importancia, pude leer en el artículo algo de frentistas que, al igual que los destacados arquitectos en Argentina de 1880, también venían de Italia.
Para rematar el día, esa tarde dimos unas vueltas con mi amiga Lucha que hacía mucho no veía. Tras contarle que no podía dejar de ver los tímidos y a la vez inevitablemente imponentes frentes, me dijo que teníamos que pasar por la calle Gorostiaga, la cual en realidad era sólo una cuadra. “¡Esa cuadra quedó en el tiempo!”, me dijo, y tenía razón. Así que eso hicimos. ¡Un frente más lindo que el otro!
Estos tipos, los frentistas, eran artistas. No puedo entender cómo nadie se ocupó de averiguar más sobre ellos.
Quizás algún día se vuelvan a poner de moda y se fabriquen en serie esas elaboradas molduras para los bordes de las aberturas. Y ya no será lo mismo…


1 comentario:

  1. Estamos en tiempos en que la paqueteria, la ostentacion (para el pesimista y supuesto progre) y el frentismo (para amantes de lo bello) son desplazados por la practicidad, y ya que te gusta googlear, te doy un ejemplo que se ve en Hong Kong. Las imagenes son llamativas a la vista, pero no son mas que villas de emergencia con cimientos mas powa. El fotografo se llama Michael Wolf, y la serie 'Architecture of Density'.

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