martes, 27 de mayo de 2014

El H4

Siempre llevo la cámara a todos lados, por las dudas. ¿De qué? No sé, uno nunca sabe cuándo van a salir las vacas volando o cuándo el cielo nos regalará un atardecer único. ¡Por las dudas! No ocupa mucho espacio y, a parte, no tengo celular altagamacondetodo, viste. Habiéndoles aclarado todo esto es que no les va a sonar descabellado que siempre vote por la cámara “real”.
Sumado a esto, hoy tuvimos una clase de fotoperiodismo basándonos en las implicancias mínimas que esto requiere. Y digo mínimas por no ser el fotoperiodismo el principal aspecto de la materia en cuestión. Un tal Blum nos dijo la posta de este tipo de fotografías, por lo que no nos convertimos en expertos fotógrafos pero sí en destacados críticos de fotos en medios impresos (como cualquier persona, en cualquier aspecto de la vida).

Así que ahí estaba yo hoy, cámara en mano y “ojos de periodista” encendidos, ante cualquier hecho notorio y fotografiable. El profesor nos había dado la libertad de inventar la noticia, con la condición de que ésta se refiriera a la imagen escogida, obviamente.
A partir de esa no-consigna, esta mañana los estudiantes de 4º año de la carrera de comunicación social de la UAP éramos una catarata de creatividad, imaginación ante hechos factibles aunque utópicos; bizarros, croniquescos (dícese de noticias propias de Crónica TV) y fatalistas. Unos amarillos totales todos.
ESO me llevó a ESTO:




Entiéndannos, estamos a 3 semanas de terminar el cuatrimestre, hasta las manos con entregas de trabajos importantes y el profesor nos viene a dar estas libertades… Tristemente inevitable lo nuestro. La puesta en común lo valió todo. Confirmamos que todos tenemos el mismo estado mental.

Al tener que ser la labor dentro del campus nuestra única limitación, de repente todo nos parecía noticia.
Un simple “Mirá, un perro que come pochoclos tirados en el piso”, se convertía automáticamente en “AUMENTA EL ÍNDICE DE ABANDONO DE MASCOTAS EN LIBERTADOR SAN MARTÍN”.
Una mancha rojiza derivada de unos ladrillos húmedos fue inmortalizada por mi compañera Dámaris como “HALLAN GRAN MANCHA DE SANGRE EN LA UAP. Las investigaciones realizadas por la policía local, dan indicios de que se trataría de…”
Y así podríamos estar hasta mañana.

Volviendo al aula para bajar las fotos, me percaté de un detalle: la placa identificadora que solía estar colgada al lado de la puerta, estaba tirada en el piso, escondida atrás de unas mesas. Me pareció raro, así que ya saben… lo convertí en noticia.



Me saqué los ojos de fotoperiodista novata y, sin permiso, se me pusieron los de sensiblona reflexiva.

Sala de grabación, trípodes sin cámaras, cámaras escondidas intocables, número absurdo de mesas y sillas para la cantidad de alumnos que vamos, olor a desodorante de ambiente tapa-mugre, aire acondicionado que no anda, calefacción perfecta. Todo eso en un espacio acogedoramente reducido. 
Aula Granix, Humanidades 4, H4, aula de comunicación, el único lugar exclusivamente de una carrera de la Facultad de Humanidades, nuestro humilde espacio. El único salón en el que las mesas están ubicadas en forma de semi circulo, hasta en los días de parciales, porque así nos sentimos cómodos y los profes también. El lugar al que terminamos cayendo cuando tenemos la incertidumbre de dónde nos toca tener clases hoy.

¿Por qué sacaron la placa? ¿Cuánto hace que la sacaron y por qué? ¿Por qué “aula GRANIX”? Mínimo, un paquete de galletitas todos los días.

Creo que el año pasado me pasó lo mismo en esta época. No sé, me pongo (más) boluda y todo me parece gracioso, o todo lamentable, o todo merece un tinte reflexivo. Nada es todo, depende de todo o es relativo y contextual a todo lo demás.
Debe ser que se acerca el fin de clases y de mis ganas de vivir, con todas las entregas de trabajos, aunque puedo divisar ya el anhelado descanso.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario