domingo, 18 de mayo de 2014

Nos gusta la gasolina

El andar por la vida es algo discontinuo, relativo e imprevisible. Comparable al libro que leemos en un momento dado, que no es el mismo al que leemos a otro momento dado. La vida nos da esos momentos porque los agarramos por inercia. No distinguimos lo que nos apetece de lo que no. Simplemente los agarramos. “¡Piensa rápido!” dice, y una con cara de “¿ah?” no alcanza a taparse la cara. Plaf, nos pegó con la pelota del momento.

A veces esa pelota es un delicioso lemon pie que, aunque inesperado, supera las artantes galletitas de agua con mermelada de durazno.
Otras, es simplemente un gajo de limón que nos hace fruncir la cara porque accidentalmente se nos entró en la boca justo cuando la abríamos para bostezar.
Sea uno u otro caso, aprendemos a convivir con la sorpresita, sabiendo que no es para siempre y sacando el mayor provecho.

El pensamiento unilateral no es lo más recomendable. Nos limita a comer limón como infelices. Sólo aquellas mentes abiertas harán más que “limonada”. Primero, porque es una metáfora pelotuda. Y segundo, porque también podés exprimirlo en los ojos de otro, tipo autodefensa. También es posible convertir una simple empanada de carne en una empanada árabe. ¿Qué me contás? Las posibilidades son infinitas.

Saliendo del círculo gastronómico, ese limón puede ser la respuesta. “¿Respuesta a qué?” No sé, deberías preguntárselo al limón. Él sabrá responderte porque él es más que un limón. Es lo que vos quieras que sea.
La vida, como te decía, te tira cualquier cosa. Capaz que te pasa la papa caliente del juego del gallego          que en realidad es un globo a punto de explotar. Presión, crueldad en su estado puro. Otros le llaman diversión…

Gasolina también te puede tirar. Y la cosa se vuelve más compleja. ¿Qué se supone que haga? Por ahí quiere que te prendas fuego, o sabe que en secreto disfrutás de su olor cuando vas a cargar a la estación de servicio. “¿Pero qué es la gasolina? ¿A qué se refiere con ‘gasolina’? ¿Por qué a la chica le gusta la gasolina?”, interroga desesperadamente mi amiga Nadia, tras escuchar anoche Gasolina, el hitaso de Daddy Yankee. A lo que yo le respondí “Gasolina es nada menos que el oxígeno, a ella le gusta el oxígeno. ¿A quién no?”.
El supo agarrar la gasolina, olerla, tomarla, cantarle canciones de cuna, y hasta le compró un 0km… Hasta que descubrió que gasolina quería ser oxigeno. Y Daddy Yankee supo en el instante en que la vio llorar, que no había imposibles.

"A ella le gusta la gasolina. Dame más gasolina". Ella es yo, sos vos, somos todos.




No hay comentarios.:

Publicar un comentario