Léase lo escrito a continuación con voz reflexiva y no efusiva, ya que
así fue pensado. De lo contrario, haga lo que se le cante el culo (eso también
con la misma voz).
Qué hermosa es esa duda que motiva, y a la vez qué inútil.
La rutina es esa sed de saber cosas que nunca serán del todo
comprensibles, aquellas con las que nadie tiene la última palabra. Nada está
del todo mal… ni del todo bien. Es una inquietud de querer ponerle un punto
final a lo que parece tan complicado al divino pedo, como si este mundo
careciera de complejidad. “Los grandes hacen ver las cosas más complicadas de
lo que son en realidad”, pensaba. Y lo sigo pensando –no soy tan vieja-. Debe
haber un centro de creación de problemas para que los ignorantes nos
mantengamos entretenidos por largas horas de pensamiento cíclico. Un tema
cansa, ¡pero el stock es inagotable!
Esto me hizo acordar a la escuela. Te daba sueño el solo
pensar en levantarte temprano todos los días, las integradoras, algunos
profesores. No veías la hora de terminar. Pasan los años y finalmente
encontraste esa línea divisoria entre el cielo y la tierra, ese horizonte tan
lejano al principio… ¿y ahora? Sinfín de horizontes. ¡Qué problema! ¿”Qué
problema”?
La vida es eso, supongo. Estar puliendo y cuestionando todo
lo que se pueda, siempre que traigamos bajo la manga una propuesta de solución.
Si no, chito la boca, cocorito/a.
Nunca fui la sabelotodo en nada. Siempre fui la quierosaberlotodo
en casi todo, incluso en terrenos barrosos e inseguros. (Evidencia: clases de
semiótica)
Sin embargo, cada vez que sabés algo nuevo, tenés también una
nueva responsabilidad. Es el qué hacer al respecto. Esa delgada línea entre ser
periodista de investigación o un chusma; abogado de la vida o la vieja que mira
la calle desde su casa.
No hay que meter la nariz donde no te llaman, dicen. ¿Será que,
como mi nariz no es pequeña, me entero hasta de lo que no quiero?
Saber algo y no poder hacer nada al respecto es peor que no
saber nada. ¿Para qué saber todo si la mierda rebalsa?
Les dejo una foto de Mahatma Gandhi, que no tiene nada que ver con esto pero siempre garpa y además lo respeto.
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