martes, 22 de mayo de 2012

La verdad de las borboletas

Me di cuenta de algo que hace mucho tiempo pienso y nunca me había propuesto decírmelo, o por lo menos pensarlo “de forma ordenada”: estoy pensando esto y soy consciente de que lo pienso, aunque hace mucho que pasa por mi cabeza en forma de pensamientos aislados.


Se trata de algo que empezó como un juego estúpido, de esos pensamientos pasajeros que a uno se le ocurren cuando reflexiona a partir de cosas cotidianas y las aparta de su contexto. “Qué pasaría si tal cosa no fuera así y fuera asá. Qué pasaría si no fuera.” Y demás preguntas irrelevantes que resultan ser los detonantes de elaboradas respuestas y terribles conclusiones.


Una de estas es que todo en esta vida existe por algo. No hay nada demás, ni una sola cosa. Si me preguntan, extinguiría alguna que otra especie (seres vivos y otros no tanto). Pero no soy la dueña del universo y es por eso que me hago tantas preguntas y llego a desenlaces tan desalentantes como el que me conduce a escribir hoy.


Las mariposas tienen un plan macabro.


Te encandilan con ese brillo que despiden los colores más variados en sus alas. Revolotean a tu alrededor como si fueran invisibles, y uno se queda viéndolas como si fuera la cosa más maravillosa del mundo. Flotan por los aires sin ningún apuro aparente, dejando atrás su pegajoso pasado.


La realidad es algo más que colores y vuelos livianos. Nos espían descaradamente cada vez que estamos en medio de una situación comprometedora. Saben que nadie podría sospechar de seres tan mariposos como las mariposas. Pero luego de aceptar mis pensamientos de una forma ordenada, descubrí que ni siquiera lo disimulan.


El otro día casi me choco un árbol por quedarme embobada viendo cómo una de ellas volaba cada vez mas alto. Seguramente, con un gran caudal de información que transportar a la central principal, que vaya uno a saber dónde está y a cargo de quién. Lo que sí puedo decir con casi total seguridad, es que estudian la conducta humana y no como pasatiempos.


-Me enteré de lo que hiciste


-¿Y cómo sabés?


-Me contó un pajarito


¡Por favor! Pobres pájaros. A ver cuándo nos vamos a dar cuenta de que los pájaros nunca tuvieron nada que ver en todo esto.


Mariposas, señores.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario