miércoles, 16 de mayo de 2012

Cállese y escuche

Miercoles 16 de junio, con los mocos por la rodilla, ¡pero bien, eh! Posta.


Día soleado y fresco en Libertador San Martin, pueblo chico con una población mayormente de estudiantes. Cada uno en su mundo, con historias diferentes que contar debido a su procedencia y demás cosas que damos por obvias cuando tenemos presente este tipo de realidad. Sin embargo, quien viene de afuera se sorprendería al ver lo homogénea que resulta ser la masa estudiantil cuando todos estamos en parciales, trabajos prácticos, clases, compromisos de todo tipo, y terminamos viéndonos las caras en absolutamente todos lados.


Cuando pasás mucho tiempo con determinadas personas, aunque no se trate de amigos, terminás creyendo que las conocés casi por completo o que sabes más o menos con quién estás hablando. Esto incluye formas de pensar, opiniones… y he aquí lo que me motivo a escribir hoy.


Charlando hace un par de días con alguien a quien llamaremos “Pepe”, me dijo que estaba seguro de mi posición respecto de una cuestión social que denominaré problema. Debo decir que me sorprendió cuando me dijo exactamente lo que me pasa por la cabeza muchas veces cuando se habla de ese problema. Y le pregunté, entonces, cómo era que sabía con esa exactitud. Su respuesta me dejo sorprendida, aunque debo decir que me la tendría que haber esperado: “Y… por las cosas que decís a veces. Se nota.”


Yo no sé cómo explicar lo que sentí cuando lo dijo. ¿Al descubierto, puede ser? Es decir, yo creí que lo que decía a los cuatro vientos era aceptado no por la mayoría, sino por todos los que siempre me escuchaban. Nadie nunca me contradijo ni vi señales de bronca cuando yo en innumerables veces defendía a rajatabla mi “verdad”.


A lo que voy es que mi relación con esa persona no cambió después de que me “deschavó”; tampoco cambié mi forma de pensar sobre el problema. Pero debo admitir que ayer se me daban todas las herramientas para volver a caer en esa credulidad y, sin embargo, no lo hice. O sea, no dejé de opinar, pero tampoco di por sentado que todos opinaban lo mismo que yo.


Ahora me pongo a pensar si alguien me hubiera contradicho. Habríamos terminado peleados. Y no tiene que ser así. Ya desde el vamos yo estaba creidísima de algo que ahora pensándolo fríamente no me lo quiero permitir mas (en lo posible, y hasta lo que aguante… jajaja)


Para ir redondeando, ayer leí en un libro que una persona muy reconocida a nivel nacional decía algo así como que todos creemos que tenemos algo importante que decir, que somos expertos en el área que tratamos. Me pareció muy interesante y aplicable. Tal vez todos deberíamos bajarnos de ese escalón…

No hay comentarios.:

Publicar un comentario