domingo, 27 de mayo de 2012

La magnitud es subjetiva

No sé hasta qué punto es válido pisar cabezas a costa de un beneficio. O cuál es la línea que divide los fundamentos de los pretextos. Supongo que no tiene nada que ver con las razones que nos llevan a los seres humanos a tomar determinaciones. Si por eso fuera, entonces todo sería tan relativo, tan aceptable como que comemos carne porque tiene propiedades irremplazables. Más bien diría que depende del peso de la conciencia de cada uno. Un simple ‘Allá vos’ muchas veces funciona para evitar insensibilidades, pero no siempre. Por su parte, el ‘¿y por qué no?’ hace lo suyo.


Estamos en medio de un mundo cada vez más individualista con el SÁLVESE QUIEN PUEDA bien instalado como forma de vida. De ahí parten tantos caminos como sean posibles.


Los días nublados (últimamente muchos), resaltan el color del pasto. ¡Parece fluorescente! Qué cosa más linda. Caminando, miraba el piso y noté que había muchos mini-montículos de tierra. Pero cuando digo muchos, es porque eran realmente muchos. Todos a lo largo de las veredas con césped.


Al principio, a simple vista parecían no ser otra cosa más que hormigueros, como esos que uno a veces sin querer pisa y… mete la pata. Sin embargo, no me costó creer que más que simples hormigueros, eran escapes a la salvación.


No quiero ser exagerada. Creo que las hormigas también tienen derecho a seguir ese instinto que los seres humanos adoptamos de manera casi enfermiza, cueste lo que cueste.


Ellas, sin saber que llamaron mi atención, también me despertaron compasión. Tan pequeñas y frágiles las imagino queriendo escapar del bombardeo húmedo y cruel. Sus reservas conservadas por vaya uno a saber desde cuándo y hasta para cuándo, destruidas en cuestión de minutos por un chaparrón.


El pánico las cegó por completo, dejando apenas unos tímidos signos de desesperación en el suelo que con indiferencia pisamos y aplastamos. Pasan tan desapercibidas que ni se pasa por las mentes de los caminantes. Esquivando sus hormigueros por miedo a ser picados… Sí, seguro.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario