viernes, 16 de marzo de 2012

¿Qué me quiso decir?

Últimamente estoy teniendo problemas para diferenciar un cumplido de un simple comentario. No sé si siempre me pasó eso y nunca me di cuenta, o si lo de ser consciente de estos detalles comenzó desde el otro día que me dijeron algo. Supongo que soy desconfiada y a veces malpensada también. Pero la cuestión es que me dijeron “algo” y yo no supe cómo reaccionar. Al ver mi cara de confusión, la persona que me lo dijo me tranquilizó diciendo “¡O sea, es un cumplido!”. Entonces automáticamente pude tomarlo como tal. Es que es muy delgada la línea que separa lo bueno de lo malo, y muy pocos, diría, pueden notarla a simple vista. Al decir bueno y malo, no quiero decir que un cumplido sea siempre bueno (aunque la mayoría de las veces lo es, o al menos eso pretende ser), o que un mal comentario sea siempre tan malo.


Un mal comentario hace muchas veces que abramos los ojos para darnos cuenta de lo que está pasando frente a nosotros mismos. Es, en realidad, un disparador de ideas que afecta hasta al más seguro de sí mismo. Si es acertado, el mal comentario es bueno. Si no lo es, algún día, tarde o temprano, será desmentido. Es una ley de fuerza mayor.


Para aclarármelo a mí misma*, un cumplido se caracteriza por ser algo ameno a los oídos de quien lo escucha. Pero ¡alto, ahí! Me ha pasado de estar en medio de una conversación entre dos personas (no necesariamente hombre y mujer) y una le dice un cumplido a la otra por el solo hecho de congraciarse con la otra y –créanme- se escucha bastante estúpido, ya que no tiene sentido lo que está diciendo y, en algunos casos, ni siquiera es verdad.


Un cumplido bueno (así lo calificaría yo) ¡es el espontaneo y desinteresado, gente! Genuino porque quien lo dice, vio que realmente tiene que hacérselo saber al que lo escucha.



*Si estás leyendo esto y te ayuda, me alegro muchísimo. Pero dejame decirte que no soy psicóloga ni nada por el estilo, así que mis palabras en cuanto a esto son poco confiables.



NOTA


Luisina: la próxima vez que te digan “algo” (sea lo que sea), acordate de lo que acabás de escribir y tomalo siempre de la forma menos rebuscada, por favor. Si es un comentario malo, escuchalo y pensá; puede que tengan razón. En lo posible, contesta con la mejor sonrisa… ¡No sea cosa que haya sido un cumplido y después te tengas que morder la lengua!

No hay comentarios.:

Publicar un comentario