jueves, 21 de marzo de 2013

Fábula muda de las estaciones

No quiero caer en la redundancia, ya que hace exactamente un año escribí sobre el mismo tema: el otoño. Pero son estas acciones las que me hacen dar cuenta de que hay cosas en la gente que no cambian… ¿o seguiré siendo una inmadura? El tiempo dirá.


Para quienes no hayan leído qué tiene de increíble esta época del año, acá dejo el link:


http://rachasdeluz.tumblr.com/post/19677037119/simplemente-extraordinario



Soy de esas personas que le quieren encontrar la explicación a todo, aunque cuando se la den, no la entienda del todo, como sería el caso científico… Pero me deja más tranquila siempre saber que lo que nos rodea no es obra de la combinación azarosa de acciones, sino que hay algo más. Eso que por ahí necesita ser rasgado un poquito  para hacerse ver.


De no ser así, la mayoría de las cosas no tendrían sentido. O peor aún: la vida no tendría sentido. ¿De qué me serviría, por ejemplo, ponerme zapatillas si los pies mantuvieran su temperatura y no se llenaran de ampollas?*


Por eso, creo que he caído en lo que los conductistas llaman la “caja negra”. Ese sombrío lugar en la humanidad que empuja hacia una caída libre infinita a ciertos temas.


Temas que tampoco les interesa llevar paracaídas por las dudas, porque están esperando desde siempre ese momento en que un ocurrente descubra, de la manera más absurda, su por qué.


No es tanta mi emoción cuando termina el otoño, como cuando recién comienza a dar indicios de su llegada. Más bien, se convierte en algo más parecido a la depresión, porque para junio los días ya están teñidos de grises invernales.


En alguna ocasión, también mencioné que el sentido sin el que sobreviviría seria la visión. ¿Será lo pintoresco de las hojas semi secas al contraste con el cielo lo que me pone hasta eufórica?


Lo que sí puedo afirmar con toda seguridad es que aquí está el flamante otoño, con sus colores cálidos por doquier (el único término que conserva del verano) esperando a ser asesinado por el temido invierno, quien terminará con su encanto, influido por el odio acumulado desde el comienzo de la historia.



*No me vengan con el tema de la moda, porque no habría mejor moda que andar en patas.


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