martes, 21 de febrero de 2012

Allá arriba

Siempre me gustó encontrarles rebuscadas formas a esas nubes lejanas; de grandes animales salvajes, de extravagantes caras, o simplemente absurdas formas sin definir. Cuando va cayendo el sol -imponente- y el infinito cielo azul va transformándose en un cálido degradé, choca contra las inalcanzables nubes violáceas haciendo que se vean tan diferentes al instante anterior.


Parecen, más bien, merengues gigantes proyectados en el cielo (por lo menos, eso fue lo que siempre pensé), más que sólo vapor concentrado. Entonces me dan terribles ganas de agarrar una batidora XXXXL para darles otras improvisadas siluetas, como torbellinos galácticos y deformar su estructurada contextura.


Cual película surrealista, quiero creer que uno puede flotar sobre ellas y transportarse en el inimaginable espacio celestial, viendo todo… desde allá arriba.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario